Valle de San Andrés
Ubicado al sureste del Estado de Veracruz, cerca de las costas del Golfo de México, el Valle de San Andrés tiene una larga tradición en la siembra, cultivo, secado de tabaco y fabricación de puros a mano. No solo la tierra fértil y apta para el cultivo ha promovido la siembra de tabaco para puros en San Andrés, sino que diferentes acontecimientos históricos han ayudado a que este valle produzca uno de los mejores tabacos del mundo.
Se cree que el cultivo del tabaco se inició en baja escala durante la colonia en el Valle de San Andrés; pequeñas siembras a la vera de algunos caminos o en pequeños rincones desocupados servían para satisfacer el consumo personal y de carácter local.
Sin embargo, a finales del siglo XIX el Valle de San Andrés era ya un lugar conocido donde se cultivaba tabaco de la mejor calidad. Gracias a las técnicas y mejoras introducidas por las migraciones de productores cubanos, ingleses, alemanes, holandeses y belgas, se empezaron a fabricar los mejores puros. Es igualmente a mediados del siglo XIX, que se establecen las primeras fábricas de puros, siendo algunas de ellas clandestinas como fue el caso de la Buena Fé y ya posteriormente, fábricas en forma como La Favorita, La Rica Hoja y el Modelo.
Las vegas de tabaco más famosas eran y en algunos casos continúan siendo: Matacapan, Sihuapan, Calería, Caravaca, Los Coxouites, Ixbiapan, Santa Clara, Otapan, Agoyotlán, La Laguna, Abiexcoma, Cebollal, La Constancia, Ranchoapan, Comoapan, Bexzoapan, Zanja Honda, Huidero, El Salto y más al sur Tilapan, Axochío, Matzumiapan y El Laurel.
Durante la mayor parte del siglo XX, la industria del tabaco en el Valle de San Andrés aumentó no solo en tamaño y calidad, sino también en reconocimiento a nivel mundial. Diferentes variedades de semillas fueron adaptadas para poder ser sembradas en el Valle, tales como Sumatra, Habano 2000 y Connecticut; sin embargo, el tabaco nativo denominado Negro San Andrés sigue siendo el que se siembra al por mayor.
Una cultura de más de tres siglos en la siembra de tabaco y de más de ciento cincuenta años en la fabricación de puros hechos a mano, hacen del Valle de San Andrés un lugar único en la historia del puro.